viernes, 12 de agosto de 2011

Un Chávez ojeroso y afeitao

La última cadena es miedo en los intestinos. No queremos hablar de las dolorosas consecuencias físicas y psicológicas que trae consigo los tratamientos por quimioterapias; recurso que combate el mal en detrimento del cuerpo humano. La palaciega discusión acerca de la presencia o no del padecimiento en la vida del presidente, es algo que abordaremos dentro de un concepto general.

Cuando hablamos del temor que viaja en las entrañas húmedas del excremento, es debido al sistemático ataque que hizo Hugo Chávez de la Mesa de la Unidad Democrática y de su acuerdo con respeto a la tarjeta única, así como de todo un cronograma de trabajo que escogerá un solo candidato presidencial armado con un programa elaborado por los cerebros más lucidos de la nación.

Treinta comisiones de trabajo en donde se debaten ideas enriquecidas por los valores de una transformación social en democracia, un cambio sustentado en mayores oportunidades. Una posición tan venezolanista que ha hecho que diversos pensamientos dejen de lado sus naturales diferencias para construir una alternativa común en donde cabemos todos, inclusive aquellos que de buena fe sentían o sienten simpatías por el presidente.

Convocatoria que dibuja el mapa de la patria no con la machacona imposición de un color, sino con la exposición de todo un abanico de tonalidades que de verdad ejemplifican el verdadero espíritu emprendedor del venezolano.

La cadena se fue en ataques arteros contra la mayoría del país que crece con futuro. Los trece años de mal gobierno se mostraban en un Hugo Chávez ojeroso, triste y afeitao; como con una gran carga sobre sus hombros afectivos.

Un discurso gastado que busca encontrar oxigeno en las viejas tretas que dieron éxito hace tiempo. Se dejó de formas y empleó toda la cadena para tratar de sembrar casquillo en las huestes democráticas que ya están curadas de esa clase de espantos.

Ni siquiera el cáncer tuvo el protagonismo en la última cadena, la mesa les duele en alma con la picazón propia de cuando borbollean las lombrices en los niños barrigones; frustración debido a que el PSUV es un nido de alacranes, una cueva de vampiros listos para darle el zarpazo al bucólico líder que siente como su liderazgo se consume lentamente como cuando se cae el pelo, se hincha el rostro y aparecen las ojeras.

Un país con futuro está por nacer. El pasado buscará lugar entre los recuerdos. Queremos desarrollo sustentable con libertad y juego de reglas claras, la Venezuela moderna no tiene tiempo para morir en la víspera. Ella tiene la salud de la esperanza que crece.

alexandercambero@hotmail.com
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@alecambero
FUENTE: venezuelalibre2009

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